Eso es, llora. Llore. Sea feliz. Sientase realizado. Tan solo un cobarde más, como si en este mundo repleto de gusanillos verdes no faltasen. Pero no importa, en cualquier rincón usted se encontrara con una pobre alma caritativa, una pobre diabla, que le abrirá los brazos, y por esas cosas del destino su nariz quedara justo bajo las axilas que emanan aquel hedor a cebollin que a su merced le gusta tanto. Que le excita tanto. Luego, verá su reloj, con correa de cuero, caro, carísimo, y se acordara que hoy era el espectáculo de su pequeño cachorrito y se le había olvidado por completo. Hasta ahora. Corra caballero, que se le hace tarde. Y se le hizo tarde. Ahí esta el cabro chico llorando, papá papá yo cante y no te vi ¿donde estabas?, y ahí queda usted, destrozado, hecho mierda, hecho bolsa porque su heredero no para de chillar por su cagazo del día, que no es el primero, sino el tercero, porque el anterior fue que lo echaron del trabajo, por que coqueteaba con la secretaria, que después fue mas que guiños, fue toqueteo, y coito, si coito, y su señora lo supo todo porque pueblo chico infierno grande , y ahí esta el señorito perfecto, llorando como cordero degollado porque siente que este ha sido el peor día de su vida, pero tranquilo, vienen otros en los cuales se meara en los pantalones, porque así es la vida, así es.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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