carta numero dos

Para mi amiga Emiliana:

Asunto: Me
Mensaje: gusta escribirte porque sé que me lees, y no tratas de escucharme. Porque cuando llegues al cuarto párrafo de esta carta, te reirás porque me entenderás y eso es lo único necesario para seguir escribiéndote.
Creo que definitivamente tu mejor decisión anual fue querer juntarte con las “niñas que se vestían de colores”, y yo sé que el deseo por pertenecer al lado oscuro de la fuerza te domina a veces, pero lo supiste superar (y con creces).
Me arrepiento de hacer ciertas cosas con tigo, pero la verdad es que ahora no importa mucho la palabra “arrepentimiento”, porque se que no la tienes adquirida a tu vocabulario, pero igual la utilizo porque sabes que yo tengo mas que asimilado el vocablo “filo”. Bueno, la cuestión es que me gusta que nos caigamos, que te pueda decir gorda cuando quiera (y aún así te rías), tu chaleco rojo largo, ese peludo que combinas con tu bolso de cuerina y tus lentes que te hacen sentir popular, y lo mas importante es que estás , cuando a veces, yo no.
Como ahora, que te escribo, que necesito contarte que me enamoré de un fantasma. Si, de un fantasma. Creo que vive en mi cabeza y a veces me dice que haga cosas que no quiero hacer. El fantasma no tiene nombre, casa, familia, rostro. No tiene agallas, ni valor para irse a penar a otra. Se queda a mi lado hace algunos meses, y no me deja dormir.
Lo que más me molesta de esta alma perdida en el infierno (que algunos llaman vida), es que no se manifieste claramente. Porque algo quiere, y eso que quiere yo quiero que sea quererme a mi. ¿Porque me enamore de él? , no te podría responder amiga, pero me mantiene tranquila el pensar que el volverá a la vida, y de pasada me ayudara también.
Y ahora que regrese a mi realidad rancagüina, el fantasma ya no está. Quizás no le gustaba el silencio, o el olor a tierra mojada. No se, pero ayúdame a hacer que vuelva, por lo menos una imagen nítida en mi mente que no se marchite con el pasar de los días.